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Curva Diagonal

Deporte – ciencia

mes

agosto 2015

River, de los lamentos del ‘Tano’ Pasman a la celebración de Cavenaghi

por Bruno Rivas

La ruta ya la había trazado Dante hace más de seiscientos años. A veces para llegar a la gloria es preciso realizar una parada en el infierno. Aún permanece en las retinas de los hinchas, y no tan hinchas, del fútbol aquel video de You Tube en el que un fanático del club ‘millonario’ hizo célebre la frase “!Estamos en la B!”. Los gritos del Tano’ Pasman eran la expresión perfecta de toda la rabia de una hinchada que nunca se imagino sufrir una de las peores vergüenzas que puede pasar un club grande: perder la categoría.

Sin embargo, el descalabro vivido en la primera mitad del 2011 sirvió para que el club de la franja se reforzara. Para el campeonato de ascenso se incorporaron figuras nacidas en River y con experiencia internacional como Fernando Cavenaghi, Alejandro Dominguez y Leonardo Ponzio. La dirección también fue tomada por otro histórico del club, Matías Almeyda. Incluso el campeón mundial francés David Trezeguet, confeso hincha del ‘millonario’, llegó para la segunda parte del torneo. Gracias a River cumplió el objetivo: ganó la B y el derecho a ser de primera.

Para el 2013, el club ‘millonario’ volvió a apelar a su identidad. Volvió a convocar a Ramón Diaz, estrella de la década del ochenta y el técnico más exitoso de su historia. El otrora goleador prometió devolverle al equipo el juego vistoso que lo caracterizó por décadas. Su apuesta obtuvo resultados inmediatos. River se alzaría con el título del Campeonato Inicial, en una campaña que incluyó una victoria sobre Boca Juniors de visitante, resultado que no obtenía en diez años. Tras alcanzar la gloria, Ramón Diaz deja el equipo y lo sucede uno de sus pupilos: Marcelo ‘El Muñeco’ Gallardo. El otrora diez de los riverplatenses obtendría en el 2014 la Copa Sudamericana y en febrero de este año la Recopa Sudamericana, títulos que nunca había ganado. Sin embargo, aún quedaba una tarea pendiente. La Copa Libertadores, esquiva desde hace diecisiete años, era el nuevo objetivo.

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Para los que crecimos viendo el fútbol de la década del noventa nos queda el recuerdo de la gran campaña de River Plate en la Copa Libertadores de 1996. El cuadro dirigido por Ramón Diaz estaba repleto de estrellas de la talla de Germán Burgos, Celso Ayala, Ariel ‘El Burrito’ Ortega, Hernan Crespo y el gran Enzo Francescoli. El cuadro era tan abundante en talento que se daba el lujo de tener en la banca de suplentes al ‘Muñeco’ Gallardo y Gabriel Amato. Entre las imágenes inolvidables de esa campaña se encuentran el gol de chalaca de Crespo en la victoria 4 a 1 sobre Cristal, los desbordes del ‘Burrito’ y a Francescoli levantando en hombros la Copa. Esa gloriosa performance no se volvió a repetir hasta ayer.

Sin duda el campeonato y el equipo de River que ganó la Copa Libertadores el miércoles está bastante lejos al del 96; sin embargo, mostró coraje en los momentos indicados. Cuando parecía que se quedaba fuera en la primera ronda, un empate in extremis con Tigres en México y una goleada sobre San José en Buenos Aires le devolvieron la vida. Luego, en cuartos tras perder 1 a 0 de local, goleó 3 a 0 a Cruzeiro en Belo Horizonte. Una hazaña que lo ubicó como el gran candidato a alzarse con la Copa. En la final se volvió a enfrentar a Tigres en un emparejamiento que solo pudo definirse en el minuto 44 de la vuelta con el gol de Lucas Alario. Si bien ganó 3 a 0 en el Monumental de Nuñez, los ‘millonarios’ tuvieron que apretar los dientes durante los 180 minutos.

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Uno de los grandes méritos de Gallardo es el de haber sabido rendir tributo a su paso por la B. Cuando pocos lo esperaban le dio la titularidad y la capitanía a Cavenaghi, el delantero que dejó Europa para jugar en la segunda división. Ponzio, otro de los refuerzos de la etapa más oscura también fue figura del equipo. Ambos tuvieron un lugar de excepción en la ceremonia de alzamiento de la copa, especialmente Cavenaghi que se va del equipo. Queda la impresión de que el paso por el infierno sirvió para la obtención de la tercera libertadores. El ejemplo de River podría servir a muchos equipos que no saben como sobreponerse a la derrota vergonzosa.

CR7, la marca sin conciencia social

por Bruno Rivas

Nunca está de más preguntarse en qué piensan los futbolistas hoy en día. Siendo algunos de ellos, ídolos de alcance global con acceso a millones de euros o dólares se vuelven válidas algunas interrogantes como: ¿Cuáles son los intereses que tiene Lionel Messi más allá de lo deportivo? ¿A Arjen Robben le preocupa la economía global? ¿Claudio Pizarro sufre por la desigualdad peruana? ¿Gianluigi Buffon desea un mundo mejor? Ninguna de esas preguntas son fáciles de responder ya que el acceso íntimo a dichos personajes es bastante limitado. Sin embargo, en algunas oportunidades ciertos cracks revelan las intimidades de los camerinos. En los últimos días, la estrella que dejó expuesto el subconsciente del fútbol fue Cristiano Ronaldo, la figura máxima del Real Madrid y para muchos el mejor jugador del mundo.    

El fin de semana pasado, el periodista Andres Oppenheimer publicó en sus redes sociales una accidentada entrevista que le hizo a CR7, el futbolista que ha hecho de su nombre una marca. Como se puede observar en el video ante la pregunta de si a los futbolistas le preocupa el escándalo de corrupción de la FIFA, el delantero portugués señaló muy suelto de huesos que a él no “le preocupa nada”. Ronaldo indicó que él habla con sus compañeros de otras cosas. Según el tres veces Balón de Oro, música, mujeres, moda, peinados, joyas e incluso maletas, de joyas son temas mucho más tocados en los vestidores. Al camarín del Real Madrid, el equipo más importante del siglo XX le importa muy poco el manejo del fútbol mundial. Mientras reciban dinero para lucir como hombres de éxito, no hay por qué alzar la voz contra los que ostentan el poder.

ZURICH, SWITZERLAND - JANUARY 07:  FIFA president Joseph S. Blatter greets Cristiano Ronaldo during the red carpet arrivals at the FIFA Ballon d'Or Gala 2012 at the Kongresshaus on January 7, 2013 in Zurich, Switzerland.  (Photo by Alexander Hassenstein - FIFA/FIFA via Getty Images)

Quizás sea injusto culpar a CR7 de su poco interés en los temas de fondo. Finalmente, figuras como CR7 o Messi, quien tampoco se ha visto muy interesado en brindar declaraciones sobre el escándalo de la FIFA o sobre sus impuestos, son el producto de nuestros tiempos. Ambas estrellas obedecen a las demandas actuales a gozar tanto en el campo de juego como fuera de él. Al fin y al cabo si la mayor parte del mundo está más preocupado por acumular que por cambiar el mundo, ¿por qué tendríamos que exigirle a las grandes estrellas mediáticas que hagan la diferencia? Cristiano Ronaldo es la marca CR7 sin conciencia social que representa perfectamente a la sociedad actual. Si todavía le cabe duda de que el deporte refleja lo que ocurre en el mundo, aquí tiene una prueba más.

Esta U no es la U

Dulanto anticipó, se elevó y cabeceó al arco. Fue gol. Acto seguido, se tomó el rostro y se desplomó, como si hubiera ganado el Miss Universo. ¿Conmovedor? Más bien patético. Sintomático de la triste situación en la que se encuentra un club que, al amparo de su historia y su mística, solía sentirse superior a todos sus rivales.

Ahora mete un gol y se desmaya.

Y ni siquiera alcanzó para ganar el partido.

(foto: Andina)
(foto: Andina)

Hubo una época en la que se decía que la U nunca jugaba de visita. Ahora juega como si estuviera en campo hostil siempre, incluso en el Monumental. Contra Garcilaso quedó claro que la paliza recibida la semana pasada (1-4 ante León de Huánuco) ha dejado una profunda huella en un plantel demasiado bisoño como para asimilar tremendos golpes. Hay demasiado miedo. La consigna, entonces, fue no cometer errores ante un rival –en la teoría y el la práctica– superior y con más oficio. La línea de cuatro al fondo nunca se desarmó, lo cual no es una virtud, sino un defecto porque sin flexibilidad no hay sorpresa. Sin laterales o centrales que rompan líneas, es difícil hacerle daño a un equipo bien parado.

Son muchas las cosas que Luis Fernando Suárez tendrá que corregir si es que quiere salvar a Universitario del descenso (y si los directivos de la U se lo permiten).

Primero, tiene que inyectarle de algún modo liderazgo al plantel. No es concebible que un equipo grande como Universitario carezca de al menos un líder claro, en lo anímico y en lo futbolístico. Alguien tiene que enarbolar la bandera del carácter. Y aunque no necesariamente carácter es igual a experiencia, está claro que a este equipo le faltan jugadores con kilometraje. La banda de capitán no es un adorno, pues. Pero en este Universitario la lleva Carvallo, un arquero que ni siquiera tiene el titularato garantizado. Otra vez, sintomático.

También le falta alguien que pida la pelota, de preferencia en el centro del campo, y organice los ataques. Un 10, esa especie que en el mundo desarrollado del fútbol está prácticamente extinta, pero que en el Perú todavía funciona. Sino, miren la vigencia sostenida de un jugador como Montaño.

Ahora dicen que llega Raúl Ruidiaz. Es lo que corresponde, porque ya está claro que con lo que hay no alcanza.

Lo que le pasa a la U es la consecuencia de la incompetencia de una seguidilla de administradores y gerentes deportivos que parecen no entender que para los equipos grandes la austeridad a rajatabla no es una opción. El hincha no mira los balances, mira la posición del equipo en la tabla. Sin buenos resultados no hay proyecto económico a largo plazo que se sostenga.  Eso solo se puede lograr armando buenos equipos, y eso cuesta.

Por eso tener un equipo de fútbol es un pésimo negocio. A menos que seas el Real Madrid o el Barcelona.

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