Allá por julio del 2006, Zinedine Zidane cometía una de las acciones más recordadas de las finales de los mundiales de fútbol. En el que fuera el último partido de una de las máximas estrellas que nos ha brindado este deporte, el diez francés le propinó un cabezazo sin contemplaciones al defensa italiano Marco Materazzi. Su brillante carrera terminaba manchada por un arrebato impropio de un jugador de su categoría. Por esos días, su brillante trayectoria parecía resumida a ese exabrupto. Hasta que de repente la ficción salió en su rescate. Javier Marías publicó en su columna semanal de El País una sólida defensa de la figura del Real Madrid. En ella, la agresión le otorgaba un mayor lirismo a su despedida. En sus palabras su último partido ya no tenía los ingredientes empalagosos de “las historias edificantes, ejemplares de superación” sino más bien un “relato hondo, extraño, quebrado, rugoso” más ligado a la buena literatura. Gracias a la ficción, Zidane recuperaba su estatura de gigante del fútbol. Seguir leyendo «Solo tenemos ficción»