por BRUNO RIVAS

En la inauguración de la Copa América, a pocos minutos del debut de ‘La Roja’, la presidenta Michele Bachelet se mantuvo en silencio. A pesar de que la fiesta daba pie para que la anfitriona se despachara a sus anchas, la mandataria prefirió evitar posibles abucheos. Y es que pese a que el país del sur marca la pauta en Sudamérica en desarrollo económico y social, el descontento social es grande. Las expectativas han crecido y ahora las aspiraciones se van asemejando a las que se experimentan en países del primer mundo. Y ese ánimo también se refleja en los gramados. Por cómo se dan las circunstancias, la selección chilena ahora parece sentirse obligada a jugar como las que están en el Viejo Continente.  

Días antes del inicio de la Copa, en la prensa chilena buscaban explicaciones científicas al tiro al palo que evitó que su selección eliminara a Brasil del Mundial del 2014. A todas luces, el equipo de Jorge Sampaoli había hecho los merecimientos para tumbar al anfitrión y pasar a cuartos de final. Solo un viento traicionero podía explicar la vuelta a casa de un seleccionado que jugaba al estilo del Barcelona multicampeón. Lo justo hubiese sido que se codeara con equipos de despliegue generoso, similares a él. Por eso, este torneo se presenta como la ventana de la consagración. Alzar por primera vez la Copa América será la prueba fehaciente de su nueva realidad.

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Sin embargo, lo expuesto enel debut en el Estadio Nacional de Santiago ha dejado algunas dudas. El equipo que debió atropellar a Ecuador, solo pudo embestir en los primeros quince minutos. Tras ese primer aventón, fue domado por un cuadro que no mostraba un fútbol que se asemejara al de las grandes potencias. El vértigo fue diluyéndose y el trámite se volvió tercermundista. Bachelet empezó a sudar. Los manifestantes encontraban más razones para realizar destrozos.

Pero las leyes no escritas del balompie, una vez más fueron en rescate del anfitrión. Un penal dudoso hizo recordar un poco lo ocurrido en la inauguración del mundial de Brasil. Media hora después, y tras un palo salvador, Bachelet era enfocada por la televisión chilena. Sus aplausos al gol de Vargas mostraban que todavía es posible pensar que la selección está a la altura de las circunstancias. Tras el 2 a 0, igual hubo destrozos; no obstante, ellos demuestran que las expectativas son altas, como las del primer mundo.