PERÚ PERDIÓ, PERO HIZO SU MEJOR PARTIDO DE TODA LA COPA AMÉRICA. Incluso con 10 hombres, el equipo fue competitivo. ¿No era eso lo que buscábamos? Igual, quedará un sinsabor, formulado como pregunta recurrente: ¿qué habría pasado si hubiera seguido 11 contra 11? Nos durará unos días. Luego iremos, armados de ilusión, a jugar las eliminatorias. En eso se han convertido para los peruanos el ciclo mundialista. El ritual de renovar la fe en intervalos de 4 años.

Antes de enfrentar a Chile, ya era posible analizar el rendimiento de Perú desde el punto de vista táctico. Mucho de lo que ya se había visto se reafirmó y consolidó. Lo que faltaba comprobar era si tenía el temple necesario para enfrentar partidos decisivos. Y allí estuvo el fallo. No del plantel, sino de uno solo. Alguien debería acercarse a Carlos Zambrano a explicarle la diferencia entre tener carácter y ser un matón. Está claro que confunde los términos. Poner la pierna fuerte no es lo mismo que ponérsela arriba de la cintura a un adversario. Por mí, que no vuelva a ser titular en la selección hasta que no vea una colección de partidos de Franco Baresi. Jugar con un futbolista que te puede dejar con 10 a los 18′ es, simplemente, dar demasiadas ventajas.

Hubiera sido muy interesante que Perú se hubiera mantenido en el campo con 11 durante más tiempo, para comprobar si era posible sostener la propuesta de esos primeros 18 minutos, en los que no solo maniató a Chile, también estuvo cerca de anotar.

La apuesta de Gareca quedó clara desde el primer minuto: Perú iba a pelear la posesión de la pelota bien arriba. Carrillo entró al 11 titular como volante por derecha, para desequilibrar con su velocidad y gambeta. Farfán se colocó en el centro para combinar libremente con Guerrero en ofensiva. Paolo hizo un partido titánico de principio a fin. No solo en lo ofensivo, también en lo defensivo.

La fórmula funcionó desde el primer minuto. Después de perder la pelota, Advíncula no retrocede para armar el bloque defensivo, sino que va hacia adelante a presionar en la salida. Farfán y Guerrero se suman y no permiten a Chile armar.

Otro ejemplo de los primeros minutos: No son Ballón y Lobatón los que asumen el peso de la recuperación, sino Carrillo, Farfán, Cueva y Guerrero. Los movimientos defensivos en esta secuencia son impecables.

A partir de esa idea bien aplicada, surgieron posibilidades como esta:

Fue lindo mientras duró, es decir, hasta el minuto 20. Luego de la expulsión de Zambrano, Gareca se ve obligado a retirar a Cueva. Con eso, termina la pretensión de discutir la pelota en campo chileno. El partido empieza a jugarse en campo peruano. Es cierto que Perú igual compite y hasta logra el empate, pero ya no es resultado de un planteamiento, sino del coraje y el esfuerzo de varios de su futbolistas. En la adversidad, Advíncula y Guerrero se llevaron los honores y ratificaron que son, junto con el sacrificado Cueva, las mejores individuales peruanas en la Copa.

Se perdió, pero se compitió. Solo queda reconocer que este equipo superó largamente nuestras expectativas y lo más esperanzador es que mejoró en cada partido. Por el lado negativo, la cabeza sigue siendo nuestro punto débil. Pero allí estaremos en octubre, dispuestos a pelear y malograrle la eliminatoria a más de uno, por lo menos. Si Perú sigue en esta línea, las tiendas venderán más televisores.