TRES IMÁGENES PERDURABLES NOS DEJA LA COPA AMÉRICA HASTA EL MOMENTO: El chileno Jara haciéndole un tacto rectal al paso a Cavani, Retamoso cabalgando al boliviano Morales y el salto del Tigre Gareca. En realidad, el salto que el Tigre le ha hecho dar a la selección peruana. Llegó con apenas un par de partidos dirigidos, sin victorias y una buena excusa: la eliminatoria. Dos semanas después, es considerado el mejor técnico de la competición y los comentaristas internacionales ya se recitan su equipo de memoria.

No se le puede escatimar mérito al técnico argentino, y tampoco a Juan Carlos Oblitas, el director deportivo de la FPF que apostó decididamente por su contratación. A estas alturas, queda claro que Gareca tiene el perfil de técnico ideal para dirigir a Perú: no es un administrador de riquezas, sino un estratega capaz de compensar las carencias de su equipo a punta de pizarrón. Con un plantel tan corto, es necesario que el entrenador tenga recursos para compensar las inevitables ausencias por lesiones y suspensiones. El Tigre ha demostrado que sabe mover las fichas. Además, parece menos dispuesto a polemizar con la prensa y se preocupa menos por el entorno.

Lo normal es que los balances se hagan  al final de la participación. La semifinal con Chile, sin embargo, conjuga demasiados elementos y el resultado –sea cual fuere– definitivamente distorsionará la imagen que nos quedará del equipo. Es lo que pasa con los clásicos. Mejor, entonces, hacer un balance parcial, con cargo a añadir más elementos luego.

Línea por línea, esto es lo que viene mostrando Perú en la Copa América:

1) Defensa: sin discusión, lo más relevante es el redescubrimiento de Ascues, uno de los mejores defensas centrales del torneo. A Gareca se le prendió el foco, recolocó a un volante y con eso espantó las sombras que metían miedo en esa línea tan importante. Además, tiene margen de mejora, si se toma en cuenta que es nuevo en el puesto. Si mejora su criterio para la salida (a veces arriesga más de la cuenta) puede consolidarse como un central de élite en Sudamérica. Lo de Zambrano ya es conocido: un central de pico y pala, que a veces es necesario, pero el riesgo de que deje al equipo con diez siempre está latente. Igual, ahora mismo, esa dupla es lo mejor que tenemos. Que no se resfríen. Lo mismo aplica para Gallese, que ha estado impecable y todavía puede mostrar más, porque es un atajador y a Perú, en lo que va del torneo, no le han llegado mucho.

2) Laterales: dos costados, dos realidades. Por la derecha, Advíncula es pura dinámica y vértigo; por la izquierda, el gran mérito de Vargas es haber hallado la cordura. El Loco ya no es el arma ofensiva que solía ser: en la Copa solo se ha proyectado cuando el rival se lo ha permitido (Venezuela con un hombre menos; contra Bolivia, todo el tiempo). Con Chile será otra historia porque es previsible que Isla y Alexis se recuesten sobre su lado y, a menos que reciba ayuda, es un duelo en el que tiene todas las de perder. En cualquier caso, los dos laterales peruanos meten miedo por distintas razones: Advíncula por su velocidad y Vargas por su pegada. Y los dos tienen el mismo déficit, lo que más les cuesta es la marca. A futuro, la apuesta por Advíncula es clara. Encontrar una solución definitiva para la izquierda será una tarea que Gareca se traerá de regreso a Lima.

3) Volantes: En la primera línea, Lobatón no ha hecho todavía un partido redondo. Su lentitud ha quedado varias veces en evidencia y su buen pie se ha mostrado a cuentagotas. En cualquier caso, que sea titular es una prueba de que Gareca apuesta por tener la pelota, no cederla al adversario. Lo mismo aplica para Ballón, que sí tiene un poco más de despliegue. Si el equipo no sufre tanto para defender con esa primera línea de volantes es por el generoso despliegue de los integrantes de la segunda línea: Cueva, Sánchez y Farfán conforman la unidad más sacrificada, porque no solamente tienen la misión de atacar, es en su zona del campo donde Perú empieza a discutir la pelota. Por eso, los cambios de Gareca suelen ser en ese sector. Necesariamente, acaban fusilados. El gran torneo que está haciendo Cueva ha ayudado en esa tarea de destrucción creativa. A Farfán los rivales ya lo conocen y saben que no es prudente dejarlo desatendido. Con Cueva son dos amenazas y más alivio para sus compañeros.

4) Ataque: Dependiendo del partido y la circunstancia, Paolo Guerrero ha tenido que adoptar dos roles. Por ratos, delantero de equipo chico, llanero solitario a la caza de errores y contragolpes; y en otros momentos cabeza de área de un equipo que lleva la iniciativa. Lo bueno es que maneja ambos papeles a la perfección. Cuando juega Pizarro, el equipo no suma dos 9 de área, porque Claudio se retrasa con frecuencia para jugar como una suerte de pivote. Su misión es aguantar la pelota, disputar las divididas y agregarle sorpresa al ataque, porque Paolo de improviso se puede recostar sobre una banda para generar desbalances en la defensa rival, con lo que deja el centro abierto para Pizarro o cualquier de los volantes de segunda línea. Durante la primera fase, Perú fue de los equipos que menos remató al arco, pero el trabajo de sus jugadores ofensivos no fue por eso menos encomiable. Contra Bolivia demostró que tiene pegada, aunque igual desperdició muchas ocasiones. Lo mejor que nos puede pasar es que los tres goles de Paolo sean el inicio de una racha.

Postdata: Mucho se repite que Perú «es un equipo en formación». Esa es, como mucho, una verdad a medias. No esperemos de jugadores como Guerrero o Zambrano rendimientos mejores que los que están dando ahora mismo. Están en su pico y otros jugadores ya pasaron por sus mejores tiempos.

No se distingue en este plantel una apuesta clara por los jóvenes. Juegan los mejores, como siempre debe ser. Nadie juega para ganar experiencia, se juega para ganar, y la experiencia se gana como consecuencia natural, en el camino. Gareca opta por Pizarro cuando podría haber apostado por Yordi Reyna y pone a Lobatón en lugar de Benavente, un inexplicable favorito de la crítica especializada. Retamoso no es un chiquillo, como tampoco lo es Vargas. Es probable que dentro de un año, cuando ya se esté jugando la eliminatoria, el dibujo táctico que Perú está aplicando en Chile deje de ser aplicable por ausencia de algunos intérpretes. Será momento de presentar otro, ajustado a los futbolistas disponibles en ese momento. Pero si para entonces el equipo ha interiorizado la propuesta de no renunciar a la posesión del balón y ha ganado confianza en sus propias posibilidades, se habrá avanzado mucho.

Un gran triunfo de Gareca ha sido ganar tres partidos más en el máximo nivel para poner a prueba sus ideas. Con lo que le cuesta a la FPF conseguir amistosos decentes, ese es otro gran triunfo.