por BRUNO RIVAS

Durante décadas, en el intercambio de bienes mundial, al continente americano se le ha asignado el rol de productor de materia primas. Los más valiosos commodities de este lado del mundo han terminado en las zonas más desarrolladas del planeta. Como resultado de ese intercambio, las joyas de Latinoamérica terminan siendo pulidas y aprovechadas por los países más poderosos de Europa. Durante décadas, los negociantes europeos centraron sus inversiones en las zonas cercanas al Atlántico. No obstante, la producción de los últimos años los está empujando hacia el oeste. Ahora tienen que mirar hacia Colombia.

El encuentro entre Colombia y Brasil ha dejado bien en claro de dónde proceden actualmente las joyas de Latinoamérica. Si bien, la verdeamarela cuenta con el diamante en bruto más valioso del continente, Neymar; los cafeteros poseen una mayor cantidad de piedras preciosas. James, Cuadrado, Teo Gutiérrez, Bacca son solo algunas de las joyas con las que cuenta la escuadra tricolor. La mayoría de ellas han sido perfeccionadas en las mejores joyerías de Italia, España e Inglaterra y los resultados saltan a la vista. El exceso que antes provenía del gigante sudamericano ahora se ha trasladado a su vecino del oeste. Ahora los tacos y quiebres provienen del Mar Caribe, los tiros errados le pertenecen al otro lado de la Amazonía.

colombia

Si bien Colombia vive actualmente en el lujo, es importante que sepa gestionar su condición de nuevo rico. No sería prudente limitarse a ser un productor de materias primas. Tiene que dar el paso a la industrialización ya que en otros campeonatos ya ha sufrido los resultados de no saber gestionar la riqueza. En instancias mundialistas ha terminado siendo eliminado por equipos con menos commodities. Incluso en Chile mostró su bache de siempre al caer frente a la árida Venezuela.

La victoria sobre Brasil en Santiago de Chile es una buena señal para los cafeteros. Ha logrado superar sin atenuantes al equipo que lo sacó de carrera un año atrás. Por fin ha reconocido su potencial y le ha sabido sacar provecho. Sin embargo, este es recién el comienzo. Aún tiene que demostrar que su producción está por encima de la que se cosecha en el Río de la Plata. Solo si muestra que su mercancía es superior a la argentina terminará de convencer a los inversores del Viejo Continente. El negocio aún no está cerrado.